Este hombre convierte coches de combustión en eléctricos: "Cualquiera con ciertos conocimientos sobre electricidad puede hacerlo"

Cuando Álex se presenta ante alguien y le comenta que tiene un coche eléctrico, sin más detalles, lo normal es que la otra persona empiece a pensar si se tratará de un Tesla, si tendrá algo más mundano como un Ioniq, si irá a bordo de uno de los exitosos Leaf o si se estará refiriendo a un i3 pensado para uso urbano. Lo que nadie espera es que aparezca al volante de un Renault Twingo de 1997.

De hecho, verle aparecer en él debería hacer pensar que simplemente se estaba marcando un farol, hasta que uno cae en la cuenta: es totalmente silencioso y no tiene tubo de escape. Es el Twingo que Álex (también conocido como Elektrun, nombre del proyecto que ha creado junto a otros dos socios para desarrollar comercialmente estas conversiones) ha reconvertido en eléctrico por su cuenta, sin recurrir a terceros y con un resultado que sorprende.

Trayectos urbanos hasta que las baterías evolucionen
"Cualquiera con ciertos conocimientos sobre electricidad y un poco de mecánica puede hacerlo, no es demasiado difícil", cuenta Álex, que de hecho no es electricista ni mecánico, sino informático. Su vocación de transformar vehículos le viene desde los años 80, cuando era un niño y le empezó a interesar la movilidad sostenible.

En esos años fue cuando se hizo obligatorio en España el uso del catalizador, y por tanto, el uso de la gasolina sin plomo. En las calles se hablaba de ello y ahí empezó a preocuparse por cómo ciertos cambios podían conseguir en un entorno mucho más limpio en las ciudades.

"La motivación para empezar con este proceso fue doble: por un lado, poder conducir un coche silencioso cuyo consumo fuese muy bajo. Por otro, ayudar a que el aire de las ciudades sea más limpio, contaminar menos". Ahí empezó a informarse y a formarse en este proceso de modificación. Sentó un par de bases sobre cómo debe ser el coche ideal para que sea transformado en eléctrico:

Que sea pequeño y ligero. Entre 800 y 1.000 kilos es lo ideal. Cuanto menos pese, menos resistencia opondrá el coche por el rozamiento con la carretera, y menos energía necesitará para moverse. Además, el motor elegido no tendrá que ser demasiado potente, uno de 7 a 15 KW es suficiente, siempre según Álex. Más adelante veremos sus argumentos.

Que sea antiguo, incluso clásico. De esta forma se asegura de que el coche elegido no tenga demasiada electrónica ni sistemas sofisticados como los más recientes que compliquen la conversión.

El Twingo es uno de esos candidatos perfectos, como lo pueden ser otros de la misma línea: el Peugeot 205, el 106, el Opel Corsa, el Citroën Saxo, el AX, el Ford Fiesta... El Twingo fue el escogido, pero hay otro que también encaja en la etiqueta "clásico" que fue el segundo en su historial: un SEAT 127, cuya transformación ya terminó.

Estos coches son pequeños y ligeros, pero van mucho más justos en aerodinámica. Tampoco es un tema demasiado preocupante: esto es algo que influye sobre todo a altas velocidades, y estos coches, con el estado actual de las baterías de litio, están pensados sobre todo para trayectos urbanos.

Motor, variador, batería
Volviendo al Twingo, un coche idóneo para este proyecto (no tiene ni dirección asistida), fue comprado por 500 euros en el mercado de segunda mano por el protagonista de esta historia. Tras ello, lo primero que hizo fue desmontar el coche prácticamente por completo, pintarlo con fines meramente cosméticos y equiparlo de un motor.

Como decíamos antes, al tratarse de un coche pequeño, el motor no requiere demasiada potencia, al menos para lo que él demandaba al vehículo.

Escogió uno de 14 KW y corriente alterna. Esto último también es una elección: "Los motores de corriente continua son más baratos, pero menos eficientes; los de corriente alterna son más caros y pesados, pero más eficientes", explica Álex. En este mercado también hay gamas, por lo general se encuentran por entre 1.000 y 4.000 euros.