La tecnología en el Mundodisco (I)

En la inmensidad del vacío del Cosmos, Gran A’Tuin viaja sin rumbo conocido. Es una tortuga, de proporciones increíbles. Sobre ella navegan cuatro elefantes, que portan sobre sus lomos el Mundodisco. Un mundo que sólo existe porque en el Universo tiene que haber de todo, ¿no?

Y un mundo así sólo podría salir de la particular mente del tristemente fallecido Terry Pratchett, escritor infravalorado en nuestro país y maltratado durante años por diversas editoriales: ediciones tan limitadas que era imposible encontrarlas, sagas incompletas, desorden de publicación con criterio aleatorio, traducciones inconsistentes, e incluso cambios tipográficos que destrozaban algunos de los mejores chistes. Todo esto a un autor que sólo su compatriota J.K. Rowling era capaz de superar en las listas de ventas británicas.

Una saga con 30 años recién cumplidos y con 40 novelas publicadas, junto con varios libros adicionales, debe evolucionar para no estancarse. A lo largo de páginas y páginas, los habitantes del Disco han visto cómo la tecnología ha transformado la vida diaria, desde el primer y rudimentario iconógrafo, hasta los últimos avances en transmisión inalámbrica de datos. Zoom. Zoom. Zoom. Empezamos.

Proto-tecnología mágica

En la primera novela de la saga, 'El color de la magia', se nos presenta uno de los grandes escenarios del Mundodisco, Ankh-Morpork. Una ciudad sórdida y cosmopolita a partes iguales, "en la que viven cien mil almas, repartidas entre un millón de cuerpos". Es una ciudad estado, regida por el Patricio Vetinari, un tirano que ha conseguido que funcione como un engranaje gracias a lograr un inestable equilibrio de poder entre los diferentes gremios.

"Si siempre habrá crimen, que por lo menos sea crimen organizado" - Havelock Vetinari, Patricio de Ankh-Morpork*
* En Ankh-Morpork hay un Gremio de Asesinos y uno de Ladrones, pero el patricio había ilegalizado el Gremio de Bomberos tras multitud de quejas. La cuestión era que, si firmabas un contrato y pagabas tu cuota al Gremio, tu casa quedaba protegida contra incendios. Por desgracia, la ética general de Ankh-Morpork se adueñó de la situación, y los bomberos solían visitar en grupos las casas de los posibles clientes, haciendo en voz alta comentarios como "Este lugar parece muy inflamable" y "seguro que arde como la paja con una simple cerilla de algún descuidado, no sé si me entiendes".
Pero la tecnología aún no ha llegado ni al engranaje en esta época. Muy al contrario, los principales gadgets que vemos en las primeras novelas tienen un motor mágico, o derivado de la magia. Algunos ejemplos son las escobas que usan las brujas para viajar, o el Equipaje, un baúl tallado en madera mágica de peral sabio, con conciencia propia y un número indeterminado de patas, con la habilidad de seguir a su dueño a cualquier sitio. Aunque esté en otra dimensión.

En esta novela conocemos a Dos Flores, primer turista del Mundodisco, y su iconógrafo. Se trata de una caja capaz de capturar imágenes en un soporte físico. El mago Rincewind, un hechicero tan desastroso que ni siquiera sabe escribir correctamente “hechicero”, postula que el dispositivo debe tener algún tipo de material sensible a la luz, que al abrir una tapa reacciona y captura el momento. No podía estar más equivocado. En el interior de un iconógrafo vive un pequeño demonio con la capacidad de dibujar a gran velocidad, es tan simple como eso. Igual sucede con los relojes de bolsillo, también motorizados por pequeños y, por desgracia, imprecisos demonios.